1. Los colores: verdes, amarillos, anaranjados o rosas son indicativos de que el niño está alegre, si elige los rojos hablará de su gran energía, el uso de tonos grises, marrones o negros son sinónimo de apatía o tristeza. Cuando son muy pequeños estas referencias no son significativas ya que lo normal es que pinten con un sólo color.
2. Las formas: los trazos angulosos expresan genio e impulsividad, los curvos armonía y buen carácter.
3. Presión: los trazos muy marcados son indicativos de nerviosismo y/o enfado, los débiles de inseguridad, y los firmes y regulares de confianza y sensación de bienestar.
4. Expansión: si los dibujos son pequeños y aislados indican introversión, los que llenan toda la hoja, extroversión y sociabilidad. Este aspecto varía también en función de la edad.
5. Situación: si sitúa el dibujo en la parte de abajo, a la izquierda, expresa que el niño quiere seguir siendo pequeño, si por el contrario es arriba a la derecha, quiere crecer y ser autónomo.
Es necesario unir estos aspectos a la propia explicación del niño y deben basarse en un seguimiento de varias semanas.